fundamental para la búsqueda de recursos minerales y la comprensión del planeta Tierra.
Los científicos las han agrupado en tres grandes categorías que a su vez se relacionan entre sí:
- Ígneas
- Sedimentarias
- Metamórficas
Las rocas vienen en infinidad de características, formas y colores debido a los procesos que les dieron origen. Fuente: Pexels. |
Rocas ígneas
Se forman por el enfriamiento y la posterior solidificación del magma, que es el material rocoso fundido que se encuentra a varios niveles de profundidad en la corteza y el manto terrestres.
Como el proceso de enfriamiento del magma es relativamente lento bajo la superficie, se van formando cristales grandes al solidificarse, conformando las rocas intrusivas, que van quedando expuestas en la superficie a causa de la erosión.
El principal ejemplo de este tipo de roca es el granito, el constituyente principal de la corteza terrestre.
Otras veces, el magma emerge a la superficie desde el interior de la Tierra, como ocurre durante las erupciones volcánicas. Entonces se le conoce como lava, la cual se enfría rápidamente, dando lugar a rocas formadas por cristales de menor tamaño.
Estas son las rocas extrusivas,
siendo las más conocidas los basaltos, ricas en minerales como hierro y
magnesio, de allí que sean más densas que los granitos.
Columnas de basalto en Rumania. Fuente: Wikimedia Commons. |
Rocas sedimentarias
Son las rocas formadas a partir de sedimentos acumulados en la superficie terrestre, la cual es afectada continuamente por la erosión, un proceso natural de desgaste originado por multitud de agentes como el agua, los vientos y la acción de los glaciares, entre otros.
Estos procesos desgastan la
superficie, transportando partículas que luego se acumulan en forma de capas en
distintos lugares. Estas capas se van litificando, es decir, se van
convirtiendo en roca mediante dos procesos básicos:
- Compactación, por acción mecánica del peso que va comprimiendo los materiales poco a poco.
- Cementación, causada por el agua que se va filtrando a través de los espacios entre los sedimentos. Con el tiempo, los materiales disueltos en el agua precipitan en esos espacios, convirtiéndose en masa sólida.
Durante estos procesos, la composición original de la roca puede verse alterada por reacciones químicas, aunque en otras ocasiones se mantiene más o menos inalterada.
Esto da lugar a dos tipos de rocas sedimentarias:
- Clásticas
- Químicas
Rocas sedimentarias clásticas
Las rocas sedimentarias clásticas
se componen de fragmentos de índole diversa, que pueden incluir no solo
minerales, sino restos de plantas y conchas marinas. Muchas de ellas son
importantes por su capacidad de actuar como rocas reservorio, es decir, que
pueden almacenar hidrocarburos en sus poros y fracturas.
Suelen diferenciarse por el
tamaño de sus partículas, siendo las más destacadas en esta categoría las lutitas
y las areniscas.
La lutita es una roca de grano fino cuyas partículas suelen tener menos de 1/256 mm, mientras que en la arenisca predominan granos similares en tamaño a la arena, entre 1/16 y 2 mm.
Rocas sedimentarias químicas
Estas rocas se distinguen
fundamentalmente por su composición química. Surgen mediante la cristalización
de minerales a partir de la acción del agua en la que vienen disueltos diversos
compuestos.
Sobresalen como ejemplo de estas
rocas sedimentarias las calizas, que son las más comunes, y la sal de
roca o halita, de gran importancia económica y cultural desde
tiempos neolíticos.
Por sus características, las rocas sedimentarias químicas tienen gran importancia en la investigación del pasado terrestre, pues contienen muchísima información relevante acerca de los ambientes que les dieron origen y cómo los sedimentos llegaron hasta un determinado lugar.
Si bien las rocas sedimentarias no son las más abundantes en la Tierra, sí que son las más abundantes en su superficie, lo cual tiene sentido, puesto que se forman mediante procesos que tienen lugar a niveles muy superficiales de la Tierra.
Los acantilados blancos de Dover, Inglaterra, compuestos de caliza de Creta de origen orgánico. Fuente: tofoli.douglas a través de Flickr. |
Rocas
metamórficas
Las rocas
metamórficas, como su nombre lo indica, se producen mediante transformaciones
de las rocas ya descritas o incluso de otras rocas metamórficas. De manera que
cada roca metamórfica tiene una “roca madre” que le dio origen, aunque no siempre
es tarea fácil averiguar cuál fue.
Los
procesos que crean rocas metamórficas están vinculados a cambios de presión y
temperatura, si bien su actuación puede ser de baja intensidad (metamorfismo
de grado bajo) o de alta intensidad
(metamorfismo de grado alto).
Así, un
metamorfismo de grado bajo puede transformar una lutita en pizarra, que
es una roca mucho más compacta. Pero un metamorfismo de grado alto puede causar
una transformación mucho más radical, a tal punto que hace imposible
identificar la roca madre.
Entre
estos extremos de metamorfismo hay toda una gama de grados intermedios que dan
lugar a gran variedad de texturas y composición química, produciendo en muchos
casos una cristalización en llamativas bandas llamada foliación.
Los esquistos y los gneis son excelentes ejemplos de esta clase de rocas metamórficas.
Muestra de filita, compuesta principalmente por micas y provienente del metamorfismo de las lutitas. Fuente: Flickr. |
El ciclo de las rocas
Los tres tipos de rocas descritos se conectan mediante un ciclo continuo y dinámico. Es el llamado ciclo de las rocas.
Esto significa que las características de una roca no permanecen inmutables en el tiempo. Por ejemplo, las rocas ígneas se desgastan y se convierten en sedimentos, que más tarde dan lugar a rocas sedimentarias mediante compactación y/o cementación. También pueden sufrir cambios cuando se encuentran en ambientes extremos, dando lugar a rocas metamórficas, que a su vez pueden originar sedimentos.
De igual forma, las rocas metamórficas y sedimentarias se pueden fundir para crear rocas ígneas y así sucesivamente, como ha venido ocurriendo en la Tierra desde hace millones de años, ya que este ciclo forma parte de las numerosas dinámicas que tiene el planeta para transformar y reciclar materiales.
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