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martes, 21 de febrero de 2023

Fuerza de marea y límite de Roche

El límite de Roche es la distancia mínima a la que puede orbitar un objeto a otro, sin que la atracción gravitatoria de este lo fragmente en pedazos. Su valor está vinculado a las fuerzas de marea, que determinan no solamente la aparición de las mareas oceánicas en la Tierra, sino también la forma de las órbitas y las deformaciones que sufren los cuerpos celestes, entre otros efectos.

Las fuerzas de marea se deben a la interacción gravitatoria diferencial que se origina por la diferencia de tamaño entre los cuerpos. Al ser diferente la fuerza que siente cada punto de un objeto, este se distorsiona, de tal manera que si inicialmente era esférico, tenderá a volverse elipsoidal.


La Luna es la principal responsable de las mareas oceánicas en la Tierra. Fuente: Pixahive.




Como los gases y los líquidos son más susceptibles de ser deformados, este efecto diferencial de la gravedad es responsable no solo de las conocidas mareas oceánicas, sino también de las mareas atmosféricas.


Pero, aunque no parezca posible, la parte rocosa de la Tierra también se ve afectada por la fuerza de marea en menor medida, ocasionando las llamadas mareas terrestres, en las que, en algunos casos, la corteza puede elevarse hasta 50 cm.

La Luna es el principal causante de las mareas oceánicas, y también el Sol, en menor medida. Por supuesto, la Luna también se ve afectada por las fuerzas de marea causadas por la Tierra, aunque no tenga océanos.

A modo de ejemplo, las fuerzas de marea causadas por la tierra han provocado la desaceleración del satélite, de manera que el tiempo que tarda en dar una vuelta a la Tierra y el tiempo que tarda en girar una vuelta sobre sí misma han terminado por igualarse, dando como resultado que siempre muestre la misma cara hacia nosotros.

El Sol, por su parte, también ejerce una fuerza de marea sobre la Tierra, pero a pesar de ser muchísimo mayor que la Luna, sus efectos no son tan notables, porque se encuentra bastante más alejado.

Cálculo de la expresión para la fuerza de marea diferencial

Para encontrar una expresión matemática de la fuerza de marea diferencial, nos podemos valer del esquema que se muestra a continuación, donde se muestra una situación simplificada en la que únicamente interactúan la Tierra y la Luna a través de la gravedad. Otras fuerzas se excluyen y tanto la Tierra como la Luna son esféricas e indeformables.

En el siguiente dibujo, m1 y m2 son dos puntos de la Tierra situados diametralmente opuestos, por lo tanto, la atracción gravitatoria que la Luna ejerce sobre ellos es diferente, siendo mayor en el punto más cercano a ella, y menor en el punto más alejado, lo cual se ha representado con flechas de distinto tamaño.

Fuente: F. Zapata.


Por otro lado, el radio de la Tierra es ‘R’ y la distancia entre los centros de la Tierra y la Luna es ‘r’.

Para calcular la gravedad entre la Luna y cada uno de los puntos, se emplea la conocida ecuación hallada por Newton:



Donde F representa el vector fuerza, M es la masa de la luna, concentrada en su centro, m es la masa de cada punto, que se supondrán idénticas por simplicidad, d es la distancia que separa a M de cada una de las masas puntuales, G es la constante de gravitación universal, cuyo valor es G = 6.673 × 10−11 N∙m2/kg2 y, por último, el vector unitario a la extrema derecha representa la dirección de la línea que une las masas con el centro de la Luna.

El carácter vectorial de la fuerza no será un problema, ya que las fuerzas están en la misma dirección y tienen el mismo sentido, como se ve del dibujo.

Su diferencia es lo que se conoce como fuerza de marea y se denota como ΔF. Para encontrarla, simplemente basta con efectuar la resta:

ΔF = F2F1

Sea ΔF la magnitud de la fuerza diferencial en el esquema:



Puesto que las masas de cada punto son idénticas, se puede factorizar la expresión de esta forma:





Ahora bien, la distancia r es mucho mayor que el radio R, o lo que es igual, la distancia que separa los centros de la Tierra y de la Luna (384.400 km), es mucho mayor que el radio de la Tierra (6371 km).

Esto permite hacer una aproximación que simplifique la expresión, si se emplea la expresión equivalente:





Ahora un poco más de matemáticas, ¡paciencia!

Se utilizarán los siguientes desarrollos en serie de potencias, que se pueden obtener fácilmente en páginas como Wolfram Alpha:





Sustituyendo en cada caso lo siguiente:




Resulta:







Dado que:




Las potencias mayores o iguales que 2 resultan muy pequeñas y no es necesario tomarlas en cuenta, por lo tanto:





Gracias a lo anterior, se reescribe ΔF como sigue:





Y la fuerza de marea diferencial máxima, causada por la Luna sobre la Tierra, se expresa, de forma aproximada como:

Nótese que la fuerza diferencial de marea decae con la distancia mucho más rápidamente que la fuerza de gravedad.

Estimación del límite de Roche

Ahora sí, estamos listos para estimar el límite de Roche a través de la fuerza diferencial máxima de marea y el problema es el siguiente:

Si no se quiere que la Luna se fragmente, ¿a qué distancia mínima ‘r’ debe estar de la Tierra?

Respuesta: la Luna sufrirá una perturbación debida a las fuerzas de marea que ejerce la Tierra sobre ella, si la atracción gravitatoria producida por el centro de la Luna sobre el punto de su superficie más cercano a la Tierra es menor que la aceleración gravitatoria diferencial hacia el exterior, producida sobre dicho punto por la Tierra. 

Con la ayuda del siguiente esquema:


La fuerza diferencial en este caso es:





Donde ML es la masa de la Luna, MT es la masa de la Tierra, RL es el radio de la Luna, r es la distancia entre los centros de la Luna y de la Tierra y G es la constante de gravitación universal.

Por lo tanto, este punto de masa m sobre la superficie de la Luna experimenta una aceleración de marea equivalente a:




Mientras que experimenta una aceleración de gravedad lunar igual a:





Puesto que se ha supuesto que la gravedad es la única fuerza que cohesiona las partículas, la Luna se fragmentará si dicha aceleración de gravedad es menor en magnitud que la aceleración de marea:

Resolviendo para encontrar ‘r’:













Ahora podemos calcular el valor numérico del límite de Roche encontrado mediante las suposiciones que se hicieron anteriormente. Los datos a sustituir son:


ML = 7,349 × 1022 kg

MT = 5,972 × 1024 kg

RL = 1.737,4 km

Y la operación produce el siguiente resultado:






Con estas condiciones, el límite de Roche para la Luna es de 9483 km, lo cual significa que, si su órbita la llevara a acercarse a la Tierra a una distancia menor, las fuerzas de marea la fragmentarían inevitablemente.

Afortunadamente, la distancia promedio entre la Tierra y la Luna es 384402 km aproximadamente, por lo cual nuestro satélite está a salvo.

El modelo anterior es demasiado simplista, así que el astrónomo Roche llevó a cabo un cálculo en el que supuso la existencia de la deformación, el hecho de que los objetos no son esferas perfectas sino esferoides y que, además, tienen rotación sobre sí mismos.

Con este nuevo modelo y empleando análisis numérico, el límite de Roche se calcula con mayor precisión, dando lugar al coeficiente de 2.456 en vez de 1.26:





En vez de utilizar las masas de los respectivos objetos, el límite de Roche se calcula preferentemente con la densidad. En tal caso, se escribe como sigue:






Quaoar, el objeto transneptuniano con un peculiar sistema de anillos

Hasta la fecha, cuerpos celestes del Sistema Solar, tales como satélites y anillos planetarios, cumplen con el límite de Roche. En particular, los anillos de los planetas gigantes se encuentran muy cercanos al límite de Roche, aunque fuera de la zona de peligro.

Sin embargo, recientemente se ha dado a conocer que el objeto transneptuniano Quaoar posee un sistema de anillos que se encuentra mucho más alejado de su límite de Roche, donde, en teoría, no deberían encontrarse los anillos, sino un satélite.

Impresión artística de Quaoar y sus insólitos anillos. Fuente: Wikimedia Commons.


De la discusión anterior, queda claro que el límite de Roche solamente considera a la fuerza gravitacional como la fuerza que cohesiona a los objetos celestes. 

No obstante, un satélite artificial puede orbitar tranquilamente a la Tierra muy por debajo del límite de Roche, sin que la fuerza de marea lo fragmente en pedazos. Esto se debe a que el satélite puede vencer a las fuerzas de marea gracias a los tornillos, pernos y soldaduras que le dan forma. Nuestros cuerpos, ni tampoco los objetos que nos rodean, son dispersados por las fuerzas de marea, ya que nuestra cohesión depende principalmente de fuerzas electromagnéticas.

Entonces, ¿qué otras fuerzas intervienen en Quaoar, además de la gravedad, para permitirle tener anillos en un lugar donde no deberían estar? 

Todavía los científicos no lo saben, sin embargo, trabajan afanosamente en busca de información que les permita explicar un hecho tan desconcertante.

Por F. Zapata









domingo, 12 de febrero de 2023

Los exoplanetas de Próxima Centauri

La estrella Próxima Centauri, en la constelación austral del Centauro, es la más cercana de todas. Se trata de una estrella muy tenue, unas 1000 veces menos brillante que el Sol, por lo que no puede verse a simple vista y forma parte del sistema estelar triple de Alfa Centauri.

Como era de esperar, su proximidad de apenas 4.25 años-luz ha despertado el interés de los astrónomos y el público en general, sobre todo por saber si esta enana roja tiene planetas orbitando a su alrededor. Y en efecto, los tiene.

Así se vería la estrella Próxima Centauri desde uno de sus mundos. Fuente: ESO.


En 2016 se descubrió el primero y hasta ahora, el único cuya existencia está confirmada, llamado Próxima Centauri b o, simplemente, Próxima b. Debe tenerse presente que los exoplanetas se denominan con el nombre de su estrella madre y una letra minúscula, comenzando por la ‘b’ para el primero en ser descubierto, de allí la denominación de este mundo.

Posteriormente, otros estudios apuntan a la existencia de dos planetas más en Próxima, pero esto no está confirmado todavía. Sin embargo, a partir de los datos recolectados, los astrónomos suponen ya muchas de sus propiedades y el público está ansioso por descubrir si hay indicios de vida inteligente en el exoplaneta más cercano a la Tierra.

Ahora veremos qué han averiguado los científicos sobre estos mundos más allá del Sistema Solar.

¿Cómo es Próxima Centauri b?


En 2020 los astrónomos confirmaron su existencia, determinándose que es aproximadamente del tamaño de la Tierra, con una masa 1,17 veces superior. Está catalogado como una supertierra, es decir, un exoplaneta rocoso, más masivo y de mayor tamaño que la Tierra. Posiblemente, sea más viejo que la Tierra.


Próxima Centauri b se mueve alrededor de su estrella anfitriona en 11,2 días a una distancia de 0,05 UA (unidades astronómicas). Está muy cercano a ella, si se lo compara con Mercurio, el planeta más cercano al Sol y que orbita a este aproximadamente a una distancia de 0,387 UA. 


Pero no está tan caliente como podría suponerse dada esta cercanía, pues se estima que la temperatura media de su superficie es de unos 260 K o -13.15 °C, lo que sugiere que podría tratarse de un “mundo oceánico” con agua líquida en su superficie, un hecho que ha disparado el interés de los científicos. En otras palabras, Próxima b está en la ‘zona habitable’ de su estrella.



Infografía de la ESO, mostrando una comparativa entre el Sistema Solar y el Sistema Próxima Centauri. En esta enana roja, los planetas orbitan muy cerca de la luminaria, si se comparan con los de nuestro Sol. El sector verde marca la zona habitable, en la que el agua líquida puede existir.



Y hasta aquí las buenas noticias, porque se sabe que el planeta y su estrella se encuentran en acoplamiento de marea, lo que significa que el planeta muestra siempre una cara a su estrella, mientras que la otra mitad permanece en la oscuridad, al igual que la Luna y la Tierra. Sin embargo, tal vez la zona de penumbra intermedia del planeta representa una posibilidad más atractiva, en cuanto a una posible habitabilidad se refiere.


Pero… Próxima Centauri no es una luminaria apacible, y dada su cercanía con el planeta, este recibe continuamente ráfagas de radiación que la estrella emite y que seguramente han barrido la atmósfera, una condición importantísima para la existencia de vida. 


Además, el planeta posiblemente carezca de un campo magnético propio que lo proteja del viento estelar, ese flujo constante de partículas y radiación proveniente de la estrella madre.



Estos serían los tamaños relativos del Sol y Próxima Centauri, vistos desde el planeta Próxima B. El Sol, si bien es mucho grande, se vería más pequeño a causa de la distancia. Sin embargo, adornaría los cielos de Próxima b como una estrella de primera magnitud cerca de la constelación de Casiopea. Fuente: ESO.


De manera que, de existir una civilización alienígena allí, tendría que haber ideado un método para protegerse de esta radiación incesante, y posiblemente se estableciera en la zona de penumbra del planeta, o definitivamente en el lado no iluminado. Todo esto son suposiciones, por supuesto.


Indicios de vida inteligente, ¿qué hay de cierto en eso?


Pero la humanidad está más que ansiosa de encontrar vida en otros sistemas estelares, y no deja de adelantarse a los acontecimientos. Por eso no tardaron en circular toda clase de noticias, tras su descubrimiento y posterior confirmación de su existencia.


Dos de esas noticias han recibido mucha publicidad en los medios. La primera es que se habría detectado una señal de radio proveniente de Próxima Centauri, y que esta señal podría no ser de origen natural, mientras que la segunda afirma que el telescopio espacial James Webb ha encontrado luces artificiales en el lado oscuro del planeta. 


Veamos qué se esconde tras estas revelaciones.


Una presunta señal extraterrestre


La intrigante señal detectada fue emitida a una frecuencia de 982 MHz y estaba muy concentrada, lo que habla a favor de un origen tecnológico. Pero al mismo tiempo, la señal carece de modulación, lo cual significa que no transmite un mensaje. En otras palabras, los hipotéticos habitantes de Próxima Centauri b no nos han saludado.


Hay que tener presente que la señal solo se detectó una vez, así que pudo deberse a una interferencia en los aparatos terrestres, lo cual no sería extraño, pero no puede descartarse que se deba a algún fenómeno natural desconocido. 


La zona de penumbra en Próxima b. Fuente: Kevin Gill a través de Flickr.



Incluso puede que la señal ni siquiera provenga de Próxima Centauri. Sin embargo, no cabe duda de que la posibilidad de un origen alienígena es la más atractiva de todas, y por ese motivo la gente se inclina hacia ella.


¿¿Luces artificiales en el lado oscuro del planeta??


En cuanto a la noticia de que el telescopio James Webb ha captado luces artificiales en el lado oscuro del planeta, definitivamente no es cierta.


Es una tergiversación de las declaraciones del conocido astrónomo de Harvard, Avi Loeb, quien se dedica con avidez a la búsqueda de vida extraterrestre, a través de las formas más inimaginables. 


El astrónomo, junto a otros estudiosos de Harvard y Stanford, llevó a cabo simulaciones hace un tiempo, de las cuales se concluye que el James Webb podría configurarse para intentar detectar la presencia de luces artificiales en el lado oscuro del planeta, con un alto grado de certidumbre. Esto en caso de que existieran, obviamente, pero los científicos no han afirmado en ningún momento que han encontrado las luces, ni mucho menos.


Así que, por ahora, lo que resta es esperar a que la tecnología avance y seamos capaces de extender el alcance de nuestros detectores.





Próxima Centauri c y Próxima Centauri d

La existencia de estos dos mundos no ha sido confirmada todavía. Para ello se requiere su detección por parte de varios proyectos dedicados a la búsqueda de exoplanetas, lo que no resulta tarea fácil, en primer lugar por las enormes distancias, y luego por la diferencia de tamaño entre las estrellas y los planetas y el brillo de aquellas, que eclipsa completamente a otros cuerpos cercanos.


Próxima c, en caso de confirmarse su existencia, es un planeta mucho mayor que la Tierra, pero todavía no se sabe si es rocoso o gaseoso. Lo que sí suponen los astrónomos es que se encuentra fuera de la zona habitable de su estrella y quizá tenga un enorme sistema de anillos, al igual que Saturno. Todo apunta a que sería demasiado frío como para albergar vida.


Concepción artística de Próxima c y su descomunal sistema de anillos. Por Kevin Gill a través de Flickr.


En cuanto a Próxima d, se trataría de una sub tierra, es decir, un diminuto planeta rocoso que orbitaría muy cerca de su estrella madre, más que Próxima b. Por sus características y extrema cercanía a la estrella, es menos probable aún que sea habitable.


Conclusión


El sistema estelar de Próxima Centauri es, sin duda, la primera de las metas de los viajes interestelares, sobre todo por las esperanzas de que alguno de sus planetas sea capaz de albergar algún tipo de vida. 


Y aunque así no fuera, de igual manera serviría como punto de partida para alcanzar otros sistemas estelares lejanos, en un futuro igualmente lejano.


Porque hay que tomar en cuenta que si bien es la estrella más cercana, su cercanía es engañosa, al menos para la tecnología de la que disponemos actualmente. 


Estamos muy lejos de alcanzar siquiera una fracción apreciable de la velocidad de la luz, en cuyo caso, el viaje se extendería mucho más allá de 4.36 años. Y hasta el momento, nada se mueve más rápido que la luz, por lo que a mediano plazo, al menos, una misión tripulada hasta Próxima Centauri todavía es un sueño.


Sin embargo, está en marcha un proyecto para enviar pequeñas sondas equipadas con sensores, impulsadas por fotones. De esta manera, lograrían una velocidad mucho mayor que la de cualquier nave fabricada hasta ahora y podrían llegar A Próxima en el transcurso de solo 20 años. 


Una vez allí, recogerían una gran cantidad de datos valiosos para conocer a estos vecinos estelares cercanos y, sin duda, extender nuestros conocimientos del universo a límites insospechados.


Por F. Zapata


miércoles, 8 de febrero de 2023

El sistema estelar de Alfa Centauri: Nuestro vecino más cercano

Lo que hace tan especial al sistema estelar triple de Alfa Centauri, en la constelación austral del Centauro, es que se trata de los vecinos estelares más cercanos al Sol. En particular su tercer miembro, llamado Próxima Centauri es, entre todas las estrellas, la más cercana al Sol y su tipo es el más común en el universo: el de las enanas rojas.

Esta tenue estrella fue descubierta en 1915 por el astrónomo escocés Robert Innes, quien trabajaba para el Observatorio Union en Johannesburgo, Sudáfrica. Por su parte, los otros dos miembros del trío se conocen desde la antigüedad como una sola estrella y son bastante parecidos al Sol. Sus nombres son Alfa Centauri A o Rigil Kentaurus y Alfa Centauri B o Tolimán, mientras que Alfa Centauri C, es precisamente Próxima Centauri.

Recreación artística de la enana roja Próxima Centauri, vista desde su planeta más cercano, Próxima Centauri b. A la derecha, las compañeras estelares de Próxima, Alfa Centauri A y B. Una vista impresionante de un mundo con tres soles. Fuente: Wikimedia Commons.


La causa del tardío descubrimiento de Próxima es que, a diferencia de sus dos compañeras, es tan tenue que no puede verse sin ayuda de instrumentos ópticos.


La gravedad dirige el movimiento de las tres luminarias, con las dos componentes mayores girando alrededor de un centro de masa común, mientras que la pequeña Próxima se mueve alrededor del par en una órbita de gran excentricidad. Esto significa que su trayectoria es una elipse muy acentuada y además, notablemente distante de las dos primeras, tanto así, que se estima que la estrella tarda unos 550.000 años en completar dar una vuelta completa.


Algunos astrónomos piensan que, por este motivo, Próxima fue capturada en algún momento del pasado remoto, por la gravedad del par Alfa Centauri A y B.


La flecha señala la localización de la estrella Alfa Centauri, en la constelación austral del Centauro. Fuente: Wikimedia Commons.

El sistema como tal, dista 4.36 años-luz de la Tierra, lo que significa que una nave viajando a la velocidad de la luz, tardaría 4.36 años en alcanzarlo.

De las tres estrellas, Próxima está a 4.22 años-luz de nosotros, y esto le da el título de la estrella más cercana, si bien ha permanecido fuera de nuestra vista durante la mayor parte de la historia, precisamente por su escaso brillo. No así las otras dos, que pueden admirarse como una estrella de primera magnitud, en los cielos a partir del paralelo 28 norte, más o menos a la altura de Florida, hasta el sur.


El sistema estelar de Alfa Centauri puede verse como un objeto único en el cielo a partir del paralelo 28 norte, señalado en rojo en la figura. Fuente: Modificado de Wikimedia Commons.

Los sistemas estelares múltiples como este no son una rareza en la galaxia, pues se estima que el 50% de las estrellas forman parte de uno. Y hay entre doscientos mil y cuatrocientos mil millones de estrellas, tan solo en la Vía Láctea.

La cercanía del sistema lo ha colocado siempre como la primera opción para los viajes interestelares. Como siempre, los escritores de ciencia ficción y los creadores de series de televisión se han adelantado a imaginar cómo serían los mundos allí y nos han obsequiado con muchísimo material al respecto, al punto de que Alfa Centauri es ya una parte de la cultura popular.



El elenco protagónico de la popular serie de los años 60, Perdidos en el Espacio en una imagen promocional, con el icónico robot en el centro. La serie trata de una familia pionera que hace su primer viaje hacia Alfa Centauri. Fuente: Bill Mumy website.


Principales características de Próxima Centauri

Al ser la estrella más cercana a la Tierra, Próxima Centauri ha despertado una gran curiosidad desde su descubrimiento y todos quieren saber cómo es y si posee planetas capaces de albergar vida. 

La respuesta es afirmativa, Próxima tiene planetas orbitando a su alrededor y además, se conocen bastantes datos acerca de ella, por ejemplo su tipo espectral, su tamaño, composición y movimiento.


Para empezar, Próxima Centauri es una estrella enana roja, a diferencia de nuestro Sol, que es considerado una enana amarilla. La diferencia en el color se debe a la temperatura, las enanas rojas son estrellas muy frías, por lo que su temperatura superficial es de 3042 kelvin, mientras que la del Sol es 5778 kelvin.


Además, entre las enanas rojas, Próxima es particularmente fría y pequeña, hasta el punto de que los astrónomos sospechan que apenas consiguió tener masa suficiente para convertirse en una estrella y por poco no se queda como una enana marrón.


La luminaria se ubica en la secuencia principal del diagrama Hertzprung-Russell, lo que significa que su combustible principal es el hidrógeno, el cual gasta con suma parquedad, por lo que se espera que tenga una larga vida por delante, a diferencia de las estrellas mucho más masivas, que lo agotan más rápido y tienen una vida más breve.

Un diagrama de Hertzprung Russel simplificado, mostrando a Próxima Centauri abajo y a la derecha, sobre la secuencia principal, en la zona de las enanas rojas. Sus compañeras mayores no se muestran aquí, pero no estarían muy lejos de la posición ocupada por el Sol. Fuente: Open University.


En cuanto a su composición, es bastante similar a la del Sol: un 74% de hidrógeno, un 24% de helio y el 2% restante de elementos más pesados. Sin embargo, hasta ahí llega el parecido, porque Próxima emite mucha menos radiación en el rango de luz visible, emitiendo la mayor parte de su energía en radiación infrarroja, y por otro lado, es muchísimo más inquieta que el Sol, ya que suele emitir ráfagas y llamaradas, que hacen que su brillo sea muy variable. 

Esta es una característica que comparte con muchas otras enanas rojas, y que se explica porque al estar el núcleo de la estrella más cerca de la superficie, origina un sinnúmero de condiciones caóticas allí, cosa que no sucede con las estrellas más grandes.


Por otro lado, esta enana roja hace honor a su denominación, pues apenas tiene una octava parte de la masa de nuestra luminaria y una séptima parte de su diámetro, como se puede ver en la siguiente imagen comparativa entre los tamaños  del Sol, a la izquierda, las compañeras más brillantes Alfa Centauri A y B, en el centro y Próxima, a la derecha.


Comparativa de tamaños entre el Sol y las estrellas del sistema estelar triple Alfa Centauri. Fuente: Wikimedia Commons.


¿Cómo sería el cielo visto desde algún planeta ubicado en Alfa Centauri? Bueno, sería bastante parecido al que se ve desde la Tierra, pero los hipotéticos habitantes se encontrarían con una nueva estrella de primera magnitud: el Sol, aunque seguramente le habrían dado otro nombre, muy cerca de la constelación de Cassiopeia. 


Otra diferencia notable sería que Sirio, la estrella más brillante de nuestros cielos nocturnos, pasaría a formar parte de Orión, formando una espectacular pareja con Betelgeuse.


En el cielo visto desde Alfa Centauri, el Sol estaría cerca de Cassiopeia, la conocida constelación con forma de ‘W’ y Sirio estaría en Orión, al lado de Betelgeuse. Fuente: Wikimedia Commons.

Planetas en órbita al sistema Alfa Centauri

Y llegamos al tema que más entusiasmo origina entre la comunidad científica y los aficionados a los alienígenas: los exoplanetas de Alfa Centauri, que serían los más cercanos a nosotros.


Hay buenas perspectivas en cuanto a los mundos de Alfa Centauri. Se cree que Próxima alberga al menos tres, denominados Próxima Centauri b, Próxima Centauri c y Próxima Centauri d. Por convención, los exoplanetas se denominan con el nombre de su estrella madre más una letra minúscula, comenzando a partir de la ‘b’.


Su existencia y su estudio atraen a los astrónomos, pues esperan encontrar en ellos condiciones apropiadas para la vida. 


Pero aunque no sirvieran para albergar vida, igualmente el estudio de sus características despiertan una gran curiosidad, ya que los planetas que orbitan alrededor de una longeva enana roja pueden ser muy diferentes de los que están en el Sistema Solar.


Sin embargo, las noticias no son alentadoras, y únicamente Próxima Centauri b es el único de los tres mundos cuya existencia está confirmada. Si bien es un planeta de tipo rocoso al igual que la Tierra, está demasiado cerca de su estrella madre, y como esta no es precisamente una estrella pacífica, sus llamaradas de seguro ya barrieron con la atmósfera del planeta, sometiéndolo continuamente a un flujo de radiación.


Como resultado, este planeta no sería muy hospitalario que digamos, pese a que los datos obtenidos sugieren la presencia de agua en él.


El siguiente mundo sería Próxima Centauri c, cuya  existencia no está confirmada, pero que tendría propiedades intermedias entre un planeta rocoso y uno gaseoso. Como todavía no se sabe suficiente de él, los científicos dudan si es una supertierra o un mini Neptuno, aunque… Se especula que tiene un sistema de anillos, como Saturno.


Por último, está Próxima Centauri d, un minúsculo mundo rocoso del tipo de las subtierras, más alejado de su estrella que los otros dos, pero cuya existencia tampoco se ha confirmado hasta la fecha.


Así se verían Próxima Centauri y su planeta Próxima Centauri d. Los dos puntitos luminosos entre ambos serían los planetas Próxima Centauri b y c. Fuente: Wikimedia Commons.

En cuanto a las luminarias mayores del sistema Alfa Centauri, Alfa Centauri A y Alfa Centauri B, se ha propuesto la existencia de planetas solo alrededor de esta última, pero investigaciones recientes han puesto de manifiesto que dichos planetas no existen, si bien no se descarta del todo la posibilidad de detección por otros métodos.


Lo que sí es una certeza es que, de existir, serían mundos extraños y maravillosos, iluminados por dos soles, como el Tatooine de Star Wars, capaces de disparar la imaginación a límites insospechados.


Por F. Zapata.