A todos nos
fascinan los extremos: lo más grande, rápido, masivo, antiguo… Las estrellas no
son una excepción. El Sol, la estrella que mejor conocemos, tiene un tamaño más
bien modesto y aún así nos luce colosal. Cuánto más asombroso es entonces saber
que existen estrellas con miles de veces el tamaño del Sol, y también que
exceden muchísimo su masa. Y su volumen.
A las demás
estrellas del universo las caracterizamos pensando siempre en el Sol. Así
hablamos de radios solares y masas solares, cuando nos referimos a
las dimensiones de otras estrellas. De esta manera nos hacemos más fácilmente
la idea del tamaño de esos otros soles.
La estrella
más grande hasta ahora conocida es UY Scuti, cuyo tamaño se extiende hasta más
allá de la órbita de Saturno. UY Scuti tiene casi casi 2000 radios solares,
según las últimas estimaciones, aunque la estrella está rodeada de una espesa
capa de material cósmico, lo que dificulta precisar su verdadero tamaño.
Pero UY
Scuti no es la más masiva de todas las estrellas conocidas. Este sitial le
corresponde a otra estrella con el poco llamativo nombre de R136a1 y que además no está en la Vía
Láctea, sino en la gran Nube de Magallanes, la pequeña galaxia vecina a 170.000 años luz de distancia.
Figura 1. La colosal estrella R136a1 en la Gran Nube de Magallanes, la estrella con mayor masa que se conoce hasta ahora. Fuente: Joannie Dennis a través de Flickr. |
Se estima
que la masa de R136a1 es unas 265 a 300 veces la del Sol, y también es muchísimo
más luminosa que este. Naturalmente la descubrió el telescopio espacial Hubble,
pero R136a1 no está sola, ya que está en un cúmulo con docenas de estrellas
casi tan monstruosas como ella, incluyendo a 5 que superan las 100 masas
solares.
La masa, al
igual que el volumen, puede cambiar a lo largo de la vida de la estrella debido
a que no son entes estáticos, sino que evolucionan continuamente a lo largo de
los millones de años de su existencia.
Una
estrella nace con determinada masa, y esta es limitada por la naturaleza de los
procesos físicos que se llevan a cabo en su interior. Y justamente es su masa
el parámetro principal que determina cómo será la vida de la estrella, cuán
larga o corta y cómo puede acabar sus días.
Las estrellas
muy masivas son una rareza, pero nos asombran no solamente por su masa colosal. Y es que, aunque disponen de una gran cantidad de materia que transformar, no
vivirán tanto como otras con masas más modestas: para mantener ese tamaño se requiere mucha energía.
Y su final será apocalíptico,
pues estas gigantes de brillo descomunal, terminan sus días como supernovas en
fantásticas explosiones de inimaginable magnitud.
Límites para la masa inicial de una estrella
¿Hay
tamaños predeterminados para las estrellas? Según los modelos teóricos desarrollados por los
astrofísicos, los límites de los tamaños estelares al nacer son:
-Hasta
150-325 masas solares como máximo, de lo contrario la gravedad y la presión
interna de la estrella no llegan al equilibrio necesario para mantener su
estructura. Una masa superior genera tal cantidad de energía que la estrella se
rompe en mil pedazos.
Antes del
descubrimiento de R136a1 por parte del Hubble, se creía que las estrellas no
podían exceder al nacer las 200 masas solares aproximadamente, so pena de colapsar.
Ahora
se sabe que sí pueden, porque nuestra protagonista R136a1 tenía unas 320 masas solares al nacer, solo que se ha ido desprendiendo poco a poco del exceso. Como siempre, los modelos en la ciencia están sujetos a
cambios continuamente.
¿Nació R136a1 con esta masa o es el producto de la fusión de varias estrellas? Los científicos aún no lo saben.
-Como
mínimo una estrella debe tener 0.08 veces la masa del Sol, para que en su
interior se inicie el reactor nuclear que la mantiene como tal. Esa es la masa
que se precisa para poder alcanzar los 10 millones de kelvin necesarios para la
ignición del reactor.
¿Qué pasa
si no se alcanza esta cota? Los astrónomos tienen una categoría para estos
objetos, las llaman enanas marrones,
algo así como un estadio intermedio entre planetas y estrellas.
Aunque
siguen desprendiendo una ingente cantidad de calor, las enanas marrones
irradian en infrarrojo, lo cual dificulta su detección. Aún así los astrónomos
creen que son objetos muchísimo más comunes de lo que se cree, más que las
estrellas y los planetas.
Relación entre la masa, la luminosidad y la
temperatura de las estrellas
El brillo
de una estrella es lo primero que advertimos en el cielo. Sin embargo una
estrella puede parecer más o menos brillante, ya sea por su propio brillo
intrínseco o porque se encuentre más o menos cerca de nosotros.
Casi
siempre, cuando una estrella luce muy luminosa en el cielo nocturno, es porque
en realidad lo es. Pero hay excepciones, por ejemplo Sirio, la magnífica
estrella blanca de la constelación del Can Mayor, es la estrella más brillante
del cielo nocturno.
Pero Sirio
no es ni la más grande ni la más luminosa de todas las estrellas. Lo que sucede
es que se encuentra lo bastante cerca de nosotros, apenas 8.6 años luz, como
para que sea el objeto nocturno más brillante, después de la Luna, Venus y
Júpiter, que están mucho más cerca y carecen de luz propia.
Así pues, la
luminosidad o brillo intrínseco de una estrella está relacionada con dos
factores:
-Temperatura
-Área
superficial
Si una
estrella es muy caliente, tendrá mayor luminosidad que otra. Sin embargo, una
estrella fría será muy luminosa si dispone de mucha superficie para irradiar
luz.
Una vez que
nacen, es decir, que se ha iniciado el proceso de fusión del hidrógeno en helio
en el núcleo (sí, las estrellas “viven” de fusionar elementos químicos, de los
más livianos a los pesados), las estrellas pasan a la llamada secuencia principal, determinada por la
relación existente entre la luminosidad y la temperatura de la estrella.
La
secuencia principal es parte del diagrama H-R o diagrama Hertzsprung –Russel,
un gráfico de luminosidad versus temperatura. Las estrellas muy masivas también son más calientes y su color va del azul al blanco, pasando por el blanco azulado intermedio.
Bien, esta
relación entre luminosidad y temperatura no se mantiene siempre igual, sino que cambia a medida que la estrella
evoluciona. Sin embargo, una estrella
pasará la mayor parte de su vida en la secuencia principal. Lo que sucede después depende de su masa inicial.
Nuestro Sol
por ejemplo, se encuentra allí actualmente y estará por bastante tiempo aún,
por suerte para nosotros.
Figura 4. Evolución estelar de acuerdo a la masa inicial. Este patrón es el que sigue la mayor parte de las estrellas conocidas. Fuente: Physics HSC Course. |
"Pesando" una estrella
Podemos
“pesar” a las estrellas que se encuentran en la secuencia principal, al menos
de manera aproximada, gracias a que su luminosidad está relacionada con la masa
mediante:
LR
= MR3.5
Donde LR es la
luminosidad de la estrella relativa a la del Sol y MR es la masa
relativa al Sol, es decir, masas solares. Las cantidades relativas son
adimensionales, ya que son cocientes entre cantidades con iguales dimensiones.
Por ejemplo Vega, la estrella
blanco-azulada más brillante de la constelación de Lira, está en la secuencia
principal, como podemos ver en la figura 3 y su luminosidad relativa es 37, lo cual significa que es 37 veces
más luminosa que el Sol. ¿Cuál será su masa estimada en masas solares?
MR = (37) 1/3.5 = 2.8 masas solares
De acuerdo a los datos de
Wikipedia, la masa de Vega equivale a 2.135 masas solares, pero como hemos
dicho, se trata de una aproximación. En todo caso, la luminosidad de Vega es
mayor que la de Sirio, que es 25 veces la del Sol.
¿Y cuál será la luminosidad
de la fantástica R136a1?
Necesitamos notación científica para escribirla, así de grande es: 8.7x106
la del Sol. Pero aunque los astrónomos la ubican en la esquina superior
izquierda del diagrama H-R, ya que es una estrella jove, recién incorporada a la secuencia, no hay que apresurarse a aplicar este modelo tan
simple a R136a1.
Hay que
tomar en cuenta que muchos de los datos acerca de esta estrella no se conocen con total exactitud y
ella genera tal cantidad de energía que los modelos necesarios para
describirla, al menos en términos de lo que sabemos hasta ahora, son extremadamente
complejos.
Lo que sí es seguro es que las estrellas
muy masivas, evidentemente son muy luminosas, pero a cambio de ello consumen su
combustible nuclear mucho más rápido que las estrellas con menos masa.
Hay otras formas de medir la masa de una estrella. Modelos como el descrito se aplican a estrellas individuales, pero las estrellas solitarias no parecen ser el común de los casos. Los sistemas binarios son abundantes, y la ley de gravitación universal nos brinda una manera de estimar la masa a través de sus órbitas.
R136a1 es tan masiva, que su presencia es capaz de curvar la luz, algo que se conoce como lente gravitacional, un telescopio natural que además nos permite ver hacia el pasado.
Figura 5. Eta Carinae, una de las estrellas más luminosas que se conocen. Fuente: Wikimedia Commons. |
La ley de Stefan-Boltzmann
La luminosidad de una
estrella se mide en watts, como las bombillas, y de acuerdo a la ley de
Stefan-Boltzmann es:
L = AσeT4
Las magnitudes presentes en esta ley, además de la
luminosidad L y la temperatura T (en kelvin) son:
-Luminosidad en términos de la energía térmica (todas las
longitudes de onda) por unidad de tiempo, o potencia en W.
-Área superficial del objeto emisor. Las estrellas se
consideran esféricas, por lo tanto A = 4πR2, donde R es el radio.
-La constante de Stefan – Boltzmann es σ = 5.66963 x10-8 W/m2 K4,
-La
emisividad de la estrella, denotada por e
es un parámetro adimensional entre 0 y 1. Para las estrellas se suele tomar e=1.
Los
watts o vatios (W) son unidades muy pequeñas para semejantes emisores, por eso
la luminosidad de las estrellas se expresa, al igual que la masa y el radio, en
términos de nuestro propio Sol. La luminosidad solar es de 4 x1026
W.
Las
estrellas más luminosas son las estrellas variables azules. Mientras están en
la secuencia principal, la masa va aparejada con el tamaño, es decir, mientras
más masiva es la estrella, más grande es. Pero esto no siempre es cierto para
las estrellas fuera de la secuencia principal, ya que como vimos al comienzo, la
estrella más masiva no es la estrella más grande que se conoce.
La
estrella más luminosa que se conoce es R136a1, pero no está en la Vía Láctea, sino en
la Gran Nube de Magallanes. En
nuestra propia Vía Láctea están:
-Eta-Carinae y Cygnus OB2 12, las más luminosas de todas
después de R136a1. Pese a ello,
Eta-Carinae apenas logra verse a simple vista, ya que la cubre la nebulosa del
Homúnculo, mientras que Cygnus OB2 12
solo es visible con telescopio.
-La
Estrella Pistola en la constelación de Sagitario, cercana al núcleo de la Vía
Láctea pero no visible desde la superficie de la Tierra. Fue detectada por el
telescopio espacial Hubble mediante espectroscopía de infrarrojos.
Cabe
destacar que en esta cuestión de la luminosidad, los valores dependen de los
modelos que se usen para calcularla.
Por F. Zapata
Referencias
- Astronomía online. Centro de Ciencia Viva do Algarve.
- Inglis, M. Astrophysics is easy.
- Karttunen, H. Fundamental Astronomy.
- Palen, S. Astronomy.
- Seeds, M. Foundations of Astronomy.
- Pasachoff, J. The Cosmos.
- Physics, HSC Course.
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